¡Volveremos a levantarnos de nuevo!
Este eslogan, pintado en un autobús, sin duda guío nuestro viaje de 3 semanas en Nepal. Nuestra idea era visitar una querida amiga en Karmidanda, evaluar el estado actual del proyecto de la escuela y de la aldea en general.
Pudimos comprobar desde el primer momento que la reconstrucción se estaba realizando muy lentamente y aún faltaba mucho que hacer. En cualquier rincón de la ciudad, los turistas podían tocar con sus manos las terribles y tangibles consecuencias dejadas por el terremoto. Afortunadamente, el tenso estado de ánimo del año pasado, estaba dejando sitio a una nueva ola de entusiasmo. Ruido, tráfico y polvo volvieron a llenar las calles de Kathmandu, y hacer vivir sus habitantes la rutina de siempre.
Durante nuestro viaje, celebramos unas de los principales festivales Hindu: el Dashain Festival.
Nos dimos cuenta como los diferentes discursos fueron muy emotivos, y caracterizados, no solos por la esperanza de renacer, sino también con dudas y preocupaciones de diferentes generaciones que, desafortunadamente, se han encontrado afectado por una misma tragedia.
Una nota positiva fue que las réplicas se pararon. A parte de las consecuencias dejada por el terremoto, otros problemas climáticos caracterizan la vida de los Nepalís. Por ejemplo, durante la temporada de los monzones es bastante común que los autobuses se paren y esperen horas debido a que es muy frecuente que avalanchas bloqueen la carretera.
¡Para nosotros, europeos, es incomprensible esperar parados varias horas o días, en un autobús hasta que el problema se resuelva! ¡Pero la experiencia de coger un autobús de 10 horas, fue única! Nos permitió compartir el día a día de los locales, y hacer amistades con los pasajeros del autobús delante nuestra…y el de detrás.
No llegamos a la escuela de Karmidanda con las manos vacías! Amigos cercanos y familiares nos dieron 400 euros para comprar el material escolar que faltaba. Esta acción fue preparada meticulosamente por nuestro amigo, el maestro Jhabraj Neupane. Habló del asunto con los compañeros de trabajo y nos preparó un listado de las cosas que necesitaban con más urgencia. Compramos diferentes materiales visuales en una tienda en Kathmandu..y el resultado fue sorprendente no solo para nosotros sino también para el encargado de la tienda que nos regaló algunos libros ya que eran por una buena causa.
¡Una vez que el todoterreno se llenó por completo, empezamos nuestro viaje!
A nuestra llegada, los profesores y los niños nos acogieron de forma curiosa. Los paquetes fueron abiertos de forma frenética y el telescopio se convirtió en la principal curiosidad al instante.
Parecía Navidad…la felicidad fue inmensa. ¡Un enorme agradecimiento a todos los donantes! Hasta ahora, no podíamos imaginar que las ciencias naturales se estudiaran solo teóricamente, con el uso de libros de texto sin imágenes. Podéis imaginar la cara de los niños cuando vieron los diferentes instrumentos, y dibujos.
En el momento de nuestra visita, la mayoría de las clases se realizaban en chozas de hierro corrugado. Decidimos así asistir a una de las clases. No pudimos entender ni una palabra de lo que decía el profesor. Le preguntamos cómo podía enseñar a un número tan grande de estudiantes en esa condición y él nos contestó “tendríais que volver cuando es la temporada de la lluvia. La lluvia es tan fuerte y bate con tal intensidad en el techo que las clases se tienen que suspender parcialmente”.
Sus palabras nos recordaron nuestra primera noche en Karmidanda, cuando nos llovió terrible e intensamente. Por lo menos, esa fue nuestra impresión, ya que nuestro amigo nos dijo que eso fue solo una llovizna.
La reconstrucción no fue una tarea fácil! El sitio previsto originariamente para acoger el nuevo edificio, fue rechazado debido a las extremas condiciones climáticas del lugar que representan un desafío para la reconstrucción. El riesgo de deslizamiento, es algo a tener muy en cuenta a la hora de reconstruir en esta zona.
Al mismo tiempo, los meses anteriores se observaron tormentas muy fuertes. Por ejemplo, el sendero que llevaba a la escuela fue arrastrado completamente y los aldeanos tuvieron que colocar nuevamente los bloques de piedras para permitir el acceso a la escuela.
Junto con un amigo italiano y varios consultores y arquitectos locales, le asociación WalkAlpin, dio preferencia a una zona más segura. Otro edificio, gravemente dañado por el terremoto, fue demolido y dejó sitio a la nueva escuela.
La temporada de lluvias por fin ha acabado y la reconstrucción puede empezar. Los materiales de construcción se pueden pedir y, a partir de mitad de noviembre, una voluntaria alemana estará en Karmidanda representando Walkalong ev y supervisando la construcción.
Muchos momentos inolvidables, impresiones y experiencias nuevas, pero sobre todo la cordial hospitalidad de la gente, hizo que nuestro viaje fuese una experiencia inolvidable!