Cuatro meses han pasado desde que Nepal fue sacudido por el fuerte terremoto del 25 de abril y sus repetidas réplicas. Desde entonces, la mayoría de los edificios del país se ha convertido en ruinas. Desafortunadamente, para los aldeanos la batalla de supervivencia no ha terminado todavía.
En junio, el monzón comenzó y esto significa lluvia continua hasta finales de septiembre y riesgo elevado de deslizamientos e inundaciones debido a las altas precipitaciones. Muchas personas en las aldeas tuvieron que abandonar sus ciudades natales debido al peligro de avalanchas. Además, los escombros dificultan aún más las rutas de transporte y suministro. El acceso a Langtang (la aldea de Karmidanda), Manaslu y la región del Everest, zonas directamente afectada por los terremotos, no es posible o solo es posible con muchas dificultades. La gente en Nepal suele dar la bienvenida al monzon, pues es el momento en que el arroz y el grano se siembran en los campos. Este año, sin embargo, la lluvia está causando dolor y tristeza. Por encima de todo, los niños tienen que ayudar a sus familias en la vida cotidiana.
A fin de darles al menos un poco de normalidad y olvidar los horrores durante un rao, se han creado diferentes escuelas en tiendas y zonas de recreo para ofrecer oportunidades de aprendizaje y juego. Los maestros están especialmente capacitados para tratar con los niños traumatizados. Pero muchos adultos también necesitan apoyo psicosocial para hacer frente a la catástrofe y tener valor para el comenzar nuevamente. Muchos se enfrentan a las ruinas de sus vidas y no saben cómo seguir adelante. Haga clic en los siguientes enlaces para realizar un seguimiento de todo:
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